La intuición, esa maldita intuición apoyada en la fuerza de los hechos transcurridos. La predisposición, esa predisposición envenenada de silencios y gestos. La certeza certera que surge entre ambas invitando al viajero a detenerse.
Y a pesar de todo, el viaje. Un viaje que transcurre de noche, entre calor, humedad, bochorno y alguna tenue esperanza helada.
El viajero que encuentra el camino del fin buscando un todavía. Juegos de cartas, barajas marcadas, palabras hirientes, y el caminante esquivando las trampas.
No es un adiós, tampoco un hasta pronto. El viajero reemprende su viaje una mañana que no es alegre y soleada. Intuición certera, mas no arrepentimiento. Conoce que ese no es su destino, mete en su mochila soledad y tristeza pero se niega a cargar los reproches a su espalda, los arroja en la cuneta de la no deseada senda mientras, lentamente, se da la vuelta. Así, solo y despacio, inicia el lento regreso a ninguna parte.
No existe el camino a lo desconocido, solo le queda errar de nuevo entre bosques de silencio, desiertos de soledad y océanos de esperanza. Un viaje que parece eterno divagar, un transcurrir de pasos en busca de un destino que se intuye entre tinieblas.
Crónica de viajero trasnochado, historia de caminante esperanzado, realidad de trotamundos decepcionado…
2 comentaris:
I a otra cosa, mariposa, diuen. Segur que ho trobaràs en un altre moment. Els Ports, el Delta, sont una guapada. La bellesa del sud és diferent i la mirada s'hi ha d'acostumar. I el cor!
Qui busca troba!! Bé ho diuen!!
La bellesa del sud... si que és guapo, si!! Pero penso que no m'hi acostumaria mai...
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